Quiche de queso azul con cebolla y espinacas
foto de presentacion
Tiempo de preparación:
2 h 30 min (la mayor parte de reposo de la masa).
Ingredientes para 4 personas:
  • 4 huevos grandes.
  • 1/2 vaso de nata para cocinar (120 ml).
  • 100 g de queso azul.
  • 2 cebollas grandes.
  • 120 g de espinacas frescas.
  • 3 cucharadas de queso rallado gruyère, cheddar o emmental (el que más te guste).
  • Aceite de oliva, pimienta negra molida y sal.

Para la masa quebrada

  • 220 g de harina floja.
  • 110 g de mantequilla.
  • 1 huevo.
  • 1/4 cucharadita de sal.
  • 1/2 cucharadita de azúcar.
  • Molde desmontable de 23 cm.

Se considera que una harina es floja cuando su contenido en proteínas es menor del 10% (se indica en el paquete). Para estas masas son ideales las que contienen un 8-9% de proteínas.

Elaboración


 

Puedes comprar la masa, pero hacerla en casa es realmente sencillo y no te llevará mucho tiempo.

En primer lugar, tamizamos la harina pasándola por un tamiz o un colador de malla fina para eliminar los grumos.

A continuación, incorporamos la mantequilla cortada en dados.

Es muy importante que la mantequilla esté bien fría para que no se derrita rápidamente; por esta razón, también es recomendable meter las manos en agua fría antes de manipular los ingredientes.

 

Mezclamos la mantequilla con la harina utilizando las yemas de los dedos, removiéndola y estrujándola hasta obtener una mezcla en forma de finos grumos, con un aspecto similar al de unas migas de pan.

Añadimos 1 huevo ligeramente batido, la sal, el azúcar y 2 o 3 cucharadas de agua muy fría.

Removemos con las manos hasta integrar los ingredientes; mezclándolos prácticamente sin amasar, haciendo lo justo para unirlos y obtener una masa de aspecto homogéneo.

Finalmente, hacemos una bola con la masa, la envolvemos en papel film para que no se reseque y la metemos en la nevera durante 30 minutos como mínimo.

El secreto de la pasta quebrada es no trabajarla mucho, si la amasamos demasiado quedará dura. El aspecto debe ser el de una masa desigual.

 

Espolvoreamos harina sobre la superficie de trabajo y el rodillo para evitar que la masa se pegue.

Estiramos la masa con el rodillo en distintas direcciones, del centro hacia fuera, hasta obtener un disco del grosor deseado, aproximadamente de 3-4 mm.

Nota: Es recomendable sacar la masa de la nevera 10 minutos antes para que no esté muy dura y la podamos estirar fácilmente.

 

A continuación, enrollamos la masa en el rodillo con mucho cuidado y la desenrollamos sobre el molde. La amoldamos sin estirar, dejándola caer delicadamente para que prácticamente se ajuste sola.

Presionamos suavemente contra las paredes para que adquiera la forma del molde y recortamos el exceso de masa pasando el rodillo por el borde, como se muestra en la imagen.

La dejamos reposar 25-30 minutos en la nevera para que el gluten se relaje y se contraiga menos durante el horneado.

Nota: Si se rompe o agrieta, humedecemos la zona con agua y presionamos con los dedos para repararla, o utilizamos un pequeño trozo de masa a modo de parche.

 

Pinchamos el fondo varias veces con un tenedor para evitar que se formen burbujas al hornearla.

Para que la masa no se levante o se ondule ponemos un peso encima, lo habitual es cubrir el fondo con papel de horno y rellenarlo con unos garbanzos o judías.

La metemos en el horno, precalentado a 180 ºC.

La cocemos durante 10 minutos cubierta con el papel de horno y otros 10 minutos descubierta para dorar el interior. Esta es una primera cocción, que hacemos antes de incorporar los ingredientes, para que la masa esté bien hecha y crujiente por dentro.

 

El relleno

Pelamos las cebollas y las cortamos en tiras muy finas.

Ponemos 3 cucharadas de aceite de oliva en una cazuela amplia a calentar a fuego suave.

Echamos la cebolla y la cocinamos a fuego lento entre 30 y 50 minutos, hasta que esté muy blanda y caramelizada, removiendo de vez en cuando con una cuchara de madera.

Si observamos que se oscurece demasiado rápido, añadimos una cucharadita de agua.

Nota: El relleno puede prepararse al mismo tiempo que la masa, así aprovechamos el tiempo de reposo.

 

Añadimos las espinacas y lo seguimos cocinando otros 2 o 3 minutos.

 

Rellenamos la base de la tarta con la mezcla de cebolla y espinacas y esparcimos por encima el queso azul, desmenuzándolo con la mano.

 

Batimos los huevos en un cuenco grande y añadimos la nata, 3 cucharadas de algún queso suave rallado, una pizca de sal y otra de pimienta negra molida. Removemos con unas varillas hasta obtener una mezcla homogénea.

Seguidamente, rellenamos la tarta con esta mezcla prácticamente hasta el borde de la base y removemos con una cuchara.

 

Opcionalmente, podemos poner encima unas rodajas finas de cebolla roja para decorar.

Por último, introducimos la tarta en el horno, precalentado a 200 ºC, durante 25 minutos aproximadamente, hasta que el huevo esté perfectamente cuajado y la superficie esté bien dorada.

Para saber si la podemos sacar del horno, la pinchamos con un palillo, si sale completamente seco, sin restos de crema, está lista.

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