- 800 g de patatas.
- 150 g de mantequilla.
- 200 ml de leche entera.
- Sal.
- Una pizca de pimienta blanca (opcional).
Procura que las patatas tengan un tamaño similar, así necesitarán el mismo tiempo de cocción y no quedarán unas más blandas que otras.
Elegir una variedad apropiada es fundamental para obtener un buen puré. Se recomiendan las harinosas, que se deshacen fácilmente tras la cocción y dan una textura más cremosa, fina y agradable. De las variedades que más abundan en nuestros mercados, se obtienen muy buenos resultados con las Kennebec, Desirée, Baraka y Monalisa, entre otras.
Elaboración
Cocemos las patatas partiendo de agua fría.
Lavamos las patatas y las ponemos en una cazuela completamente cubiertas de agua fría con 1 cucharadita de sal.
Las cocemos con su piel para que no pierdan la fécula.
Las cocemos hasta que estén blandas.
El tiempo de cocción depende de la variedad y tamaño de las patatas. Si son de tamaño medio, estarán cocidas en 20 o 25 minutos desde el momento en que comience a hervir el agua, las más grandes podrían llegar a los 35 o 40 minutos. En cualquier caso, la mejor forma de comprobar que estén bien cocidas es pinchándolas con un palillo o la punta de un cuchillo fino, si entra fácilmente hasta el centro sin hacer fuerza están en su punto.
Trituramos las patatas.
Las escurrimos bien, las pelamos y las pasamos por el pasapurés.
Si no dispones de un pasapurés puedes triturarlas con un machacador de patatas o pasarlas por un rallador.
Añadimos la mantequilla fría cortada en dados.
Antes de que las patatas se enfríen, incorporamos los dados de mantequilla y removemos hasta integrarlos completamente en el puré, consiguiendo una textura cremosa, sedosa y fina.
Por último, añadimos la leche caliente.
La añadimos poco a poco, sin dejar de remover, hasta obtener el espesor deseado.
Finalmente, incorporamos una pizca de pimienta blanca molida y sal al gusto.
¡Buen provecho!
La mantequilla
Generalmente se añaden entre 100 y 200 g de mantequilla para un kilo de patatas. Con una mantequilla de buena calidad conseguiremos un puré realmente delicioso, sin duda, aporta mucho sabor y cremosidad, el problema es que cuanta más se añada, menos saludable será. Mi recomendación es prepararlo con una buena cantidad en las ocasiones especiales y reducir su uso en los platos del día a día.
Si buscamos un sabor menos intenso, podemos sustituir la mantequilla, o parte de ella, por un buen aceite de oliva virgen extra de alguna variedad suave como la arbequina.
Además de mantequilla y aceite, para enriquecer un puré de patatas y aportar cremosidad, podríamos incorporar nata o yemas de huevo.
Condimentos
Las especias que mejor funcionan con el puré de patatas son la pimienta molida, negra o blanca y la nuez moscada. Si te gustan las combinaciones más atrevidas, añade una pizca de comino en polvo o hierbas frescas picadas como el romero, el tomillo y el eneldo.
El queso es un ingrediente perfecto para potenciar el sabor lácteo y aportar cremosidad. El puré con queso parmesano o algún manchego curado está muy rico.
Un condimento que me encanta es el aceite de trufa o de boletus. Con solo unas gotas se transforma el puré en un acompañamiento de lujo para nuestros platos.