- 1/2 litro de leche.
- 100 ml de nata.
- 4 huevos.
- 1 vaina de vainilla.
- la piel de 1 limón.
- 1 palito de canela.
- 5-6 cucharadas de azúcar.
Para el caramelo
- 6 cucharadas de azúcar.
- 3-4 cucharadas de agua.
Elaboración
PASO 1
En primer lugar preparamos el caramelo.
Ponemos el azúcar en un cazo pequeño y lo calentamos a fuego medio. A los 5 ó 6 minutos comenzará a fundirse, adquiriendo un color dorado. Continuamos otros 6-8 minutos, removiendo constantemente para evitar que se queme. Ten paciencia, el caramelo debe tostarse lentamente.
El resultado será un líquido espeso de color marrón oscuro como el que se muestra en la imagen.
Nota: si el azúcar tarda mucho en fundirse (más de 5 ó 6 minutos), puedes subir un poco el fuego, pero vuelve a bajarlo si observas que se oscurece muy deprisa.
PASO 2
Retiramos el cazo del fuego y añadimos el agua, con mucho cuidado, porque el caramelo burbujeará y humeará violentamente.
Al incorporar el agua, el caramelo se endurecerá. Para fundirlo de nuevo, ponemos el cazo a fuego suave y removemos constantemente hasta que adquiera la textura de un jarabe.
Dejamos que se enfríe ligeramente y untamos el fondo de los moldes con la ayuda de una espátula.
Nota: el caramelo debe manipularse con mucho cuidado, ya que el azúcar alcanza temperaturas muy elevadas que pueden ocasionar quemaduras graves, ante todo, no lo pruebes hasta estar seguro de que se ha enfriado.
PASO 3
Ponemos la leche y la nata en un cazo a calentar a fuego medio-fuerte.
Incorporamos 5-6 cucharadas de azúcar, un palito de canela, y la piel de un limón, pero sólo la parte amarilla, la parte blanca es amarga y apenas aporta sabor.
Abrimos la vaina de vainilla por la mitad y raspamos el interior para extraer las semillas, que se quedarán pegadas en la punta del cuchillo (como pequeños puntos negros). Según vayamos sacando las semillas, las añadimos a la leche que tenemos en el fuego; finalmente, incorporamos también la vaina.
Cuando comience a hervir la leche, retiramos el cazo del fuego y pasamos la mezcla por un colador para quitar los restos del limón y la vainilla.
PASO 4
Batimos 3 huevos y la yema de otro en un bol.
Agregamos la mezcla de nata y leche caliente poco a poco, mientras batimos enérgicamente con unas varillas.
Cuando hayamos incorporado toda la leche, rellenamos los moldes con esta mezcla.
PASO 5
Para efectuar una cocción uniforme y suave, pondremos los moldes al baño María, además, la temperatura del horno debe ser baja para obtener una buena textura; con una temperatura alta, la mezcla herviría y las burbujas formarían agujeros en el interior.
Colocamos los moldes en una fuente y la llenamos con agua caliente, hasta la mitad de la altura de los moldes.
Metemos la fuente en el horno, precalentado a 140º C, durante 45 minutos aproximadamente.
Al sacarlos, dejaremos que se enfríen y los meteremos en la nevera.
Nota: puedes controlar si están cocidos, pinchando el centro con un palillo, si sale limpio estarán en su punto.
Nota: el agua del baño María debe estar bien caliente en el momento de introducirlo en el horno, de lo contrario el tiempo de cocción sería diferente.
Esta es la receta básica del flan, a partir de ella, puedes elaborar otros flanes agregando distintos ingredientes:
Flan de queso: manteniendo las mismas cantidades cambia la nata por 200 g de requesón, o queso fresco. Sólo tienes que batir el queso con los huevos, el resto, es exactamente igual que en esta receta.
Flan de chocolate (blanco o negro): con los mismos ingredientes incorporamos 100 g de chocolate, que disolvemos en la leche al apartarla del fuego.
Así, se pueden conseguir una gran variedad de flanes con la misma receta, incorporando frutas como el plátano o el mango, limón, naranja, etc...