- 800 g de espinacas frescas.
- 350 g de champiñones.
- 2 yemas de huevo.
- 100 g de queso manchego rallado.
- 1 vaso de leche.
- 1 cucharada de mantequilla.
- 1 cucharada colmada de harina.
- Nuez moscada.
- Aceite, pimienta y sal.
Elaboración
PASO 1
Lavamos las espinacas, las escurrimos y las cortamos en tiras finas.
Lavamos bien los champiñones y los cortamos en láminas finas.
PASO 2
Ponemos a calentar una sartén con 3 cucharadas de aceite a fuego medio.
Incorporamos los champiñones y los rehogamos brevemente, aproximadamente 2 minutos.
PASO 3
Preparamos una bechamel con los champiñones
Añadimos 1 cucharada de mantequilla y 1 cucharada colmada de harina. Lo mezclamos bien con el aceite de los champiñones y lo cocemos 1 minuto para que la harina pierda a sabor a crudo.
A continuación incorporamos la leche poco a poco, sin dejar de remover para evitar que se formen grumos.
Salpimentamos, añadimos una pizca de nuez moscada y lo seguimos cocinando hasta que espese, entre 6 y 8 minutos, removiendo constantemente.
PASO 4
Cuando la bechamel haya espesado, agregamos las espinacas en varias tandas. Echamos unas pocas, las mezclamos con la bechamel y en cuanto pierdan volumen añadimos la siguiente tanda.
Cuando hayamos incorporado todas las espinacas, añadimos 2 yemas de huevo y removemos.
Lo dejamos 2-3 minutos más para que se terminen de cocinar las espinacas y se mezclen bien los sabores.
PASO 5
Colocamos la mezcla en una fuente apta para el horno. Ponemos el queso rallado por encima y lo gratinamos 3 o 4 minutos, hasta que adquiera un bonito color dorado.
Salpimentar: Sazonar con pimienta y sal.
Rehogar: Freír un alimento a fuego medio para que se impregne de la grasa y los ingredientes con que se condimenta.