- 1/2 kg de tomates.
- 1 cebolleta.
- 70 g de harina.
- 2 cucharadas de cebollino picado finamente.
- 8 hojas de hierbabuena.
- 1 cucharada de perejil fresco picado.
- 1/2 cucharadita de orégano.
- 1/2 cucharadita de levadura química (impulsor).
- Abundante aceite para freír y sal.
Salsa tzatziki para acompañar (ver receta).
Elaboración
PASO 1
En primer lugar, quitamos los rabillos de los tomates y los estrujamos con las manos limpias hasta romper la piel y exprimir parte de su agua.
Retiramos las semillas, los cortamos en trozos no muy pequeños y añadimos 1/2 cucharadita de sal.
Removemos bien y los dejamos 30 minutos en un colador para que suelten su agua.
A continuación, los presionamos con una cuchara para escurrirlos al máximo.
PASO 2
Ponemos los tomates en un cuenco y añadimos 1 cebolleta rallada, 2 cucharadas de cebollino picado finamente, 1 cucharada de perejil fresco picado, 1/2 cucharadita de orégano, 8 hojas de hierbabuena picadas finamente, 1/2 cucharadita de levadura química y 70 g de harina.
PASO 3
Mezclamos los ingredientes hasta obtener una pasta homogénea.
PASO 4
Ponemos abundante aceite a calentar en una sartén.
Cuando el aceite esté caliente, vamos echando la masa de tomate con una cuchara, 4 o 5 por tanda para evitar que la temperatura del aceite descienda bruscamente.
Los freímos durante 4 o 5 minutos hasta que la superficie esté bien dorada y crujiente, dándoles la vuelta para que se hagan bien por las dos partes.
Al sacarlos, los dejamos sobre un papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.